lunes, 30 de abril de 2012

Islas griegas


Grecia tiene más de mil islas, pero por alguna extraña razón, yo lo atribuyo a cierto grado de autismo de nuestro armador que le induce a mantener estrictas rutinas para no perder más la cabeza, nosotros solemos estar sólo en dos o tres de ellas.

Por eso ayer fue una gran satisfacción atracar en Hydra y ver un paisaje distinto. Hydra, o Idrha o cualquier otra combinación de esas cinco letras que parece ser válida para escribir su nombre, es un pintoresco pueblo situado en la isla del mismo nombre, que está al sur del mar Saróniko.

No tiene apenas carreteras y tampoco las necesita, ya que no hay coches o motos para utilizarlas. El medio de transporte más común es el burro. Typical Greek.

En España, un pueblo para ser pueblo tiene que tener una iglesia y un bar. La iglesia no es siempre imprescindible. En Grecia, lo imprescindible parece ser una torre con un reloj.

Atracamos allí cuando el sol se ponía y después de que el último ferry del día nos dejase hueco. Mientras estaba en la pasarela cubriendo la guardia de uno de los marineros, un pulpo asomó por el muro del muelle para decir hola. Lástima que estaba con el uniforme de gala, si no ese pulpo estaría ahora en el congelador esperando un baño muy caliente.

A la mañana siguiente, temprano, soltamos amarras y nos dirigimos a nuestra querida Poros. Ni media hora después de parar los motores estábamos tomándonos un café en Asteria. Gratis.

Si es que puestos a repetir isla, no hay mejor que esta.

martes, 24 de abril de 2012

Cuatro cosas


A veces me pongo a escribir un poco, pero es tan poco que no me da para hacer un artículo publicable aquí, así que como ya tenía un par de cosas que comentar, hoy hago una pequeña miscelánea de temas que no tienen demasiada relación entre ellos.

Tengo una hermana licenciada, que se dice pronto. Aun le quedan un par de asignaturas por aprobar, pero ese es un pequeño detalle sin importancia. Lo importante es que (a falta de diploma), ya tiene foto con birrete en facebook. Foto que espero empiece a circular pronto por carteras de familiares para que podamos presumir un poco. No sé qué tal se emborrachan los veterinarios, así que por si acaso el día que nos veamos de nuevo para celebrarlo beberemos como marineros. Pago yo.

Por cierto que fue precisamente en facebook dónde he visto dos videos que me han encantado. El primero es sobre las madres y el deporte. Piel de gallina de tan cercano que me parece, a pesar de haber visto las Olimpiadas sólo por la tele. El segundo es el nuevo anuncio de la quiniela. Guti no es un tipo que me caiga demasiado bien, pero tres puntos para él por aceptar hacer un anuncio en el que se ríe de sí mismo. Diez para el guionista.

Y hablando de fútbol, decir que del Barça – Madrid sólo vimos en directo los minutos de descuento de la segunda parte así que no puedo juzgar quien mereció más o menos. Estábamos ocupados disfrutando de una cena a dos metros del mar. Pero la celebración de Cristiano en el segundo gol es de las mejores que recuerdo. Puestos a que un defensa enajenado le rompa las dos rodillas por sus tonterías (como que el cielo es azul que algún día pasará), prefiero que sea por pedir calma a la grada del Camp Nou con todo el sarcasmo del mundo, que por hacer bicicletas o espaldiñas en partidos resueltos. Tiempo al tiempo.

Y ya que escribo sobre piernas maltrechas, no podía ignorar todo lo que le ha pasado a la Casa Real últimamente. Si es que estos reyes, casándose siempre entre primos, eso no puede ser bueno. Aunque, por mucho que a la gente no le llegue como disculpa, el oír pronunciar las frases “Lo siento mucho”, “me he equivocado” y “no volverá a ocurrir” de boca de un representante del estado, suena de maravilla y no veo que a Su Majestad le haya salido ninguna urticaria por decirlas, como deben pensar todos los políticos que he visto desfilar por los medios desde que tengo uso de razón. Tomen nota.

Lo dicho, cuatro cosas. Y un pequeño homenaje a ese periódico local que tanto echo de menos.

lunes, 23 de abril de 2012

Lo bueno de Atenas


Atenas no es una ciudad bonita. Atenas con lluvia es una ciudad deprimente. Mientras iba en metro a buscar a Andrea al aeropuerto, me vino a la mente la ciudad de “Seven”, de la que no se dice el nombre en toda la peli.

Pero tiene sus cosillas. Me gusta que nada más sentarse en una cafetería o un bar te ponen un vaso de agua fresquita. Gratis. De hecho si vas a cenar no tienes por qué pedir bebida. Y hablando de comida, si alguien viene a Atenas no debería irse sin probar un gyros y una empanadilla de queso. Feta evidentemente.

Esta vez pude disfrutar de una visita a la Acrópolis sin diluvios, lo que me permitió admirarla como es debido. También pude visitar el nuevo museo, que a pesar de no estar acabado, resulta bastante interesante. Y dar un paseo por la zona de Monasteriaki, al pie de la Acrópolis, dónde cualquier camarero habla español como si hubiese nacido en Toledo.

Aunque puestos a pasear a mí me gusta más el Parque Flisbos, el paraíso de los columpios si eres menor de ocho años, que se extiende junto al mar y es una de los cosas buenas que dejó los Juegos Olímpicos de 2004, junto al tranvía, que comunica el centro de la ciudad con El Pireo y con la zona de playas. Como nota curiosa, decir que mientras que los perros callejeros dominan la zona centro de la ciudad, incluida la Acrópolis, la costa es territorio gatuno, lo que hace que me recuerde a cierta ciudad chipriota.

Pero sospecho que, como siempre, lo que ha mejorado (un poco) mi opinión sobre la capital del Imperio Malaka es la compañía.

¿Próximo destino?

lunes, 16 de abril de 2012

Semana Santa


Una de las pocas cosas de las que me arrepiento en mi vida, es de no haber estudiado religión en el colegio. No es que me interese mucho el tema divino, pero me guste o no la religión está presente en mi día a día y forma parte de mi cultura y sobre todo del arte. Sé que mi manera de pensar y mi vida en general serían distintas si fuera musulmán por ejemplo. Así que creo que estaría bien saber de qué aguas vienen estos lodos.

Pero me desvío del tema. Total, que no tengo claro que carallo se celebra o se conmemora o rememora en Semana Santa. Y menos aún en la ortodoxa. El caso es que las dos se parecen bastante desde mi pagano punto de vista. Ambas duran lo mismo aunque no siempre coinciden en el tiempo y las dos incluyen procesiones con velas que dan bastante miedo.

En la tele también ponen durante esos días películas bíblicas. Me pregunto si en la versión griega a Jesús, en vez de crucificarlo, le dan una patada en el pecho y lo tiran a un foso al grito de esto es Esparta. Ya lo averiguaré.

El sábado tuvimos prohibido poner música alta para los dueños, por respeto a las procesiones. Mientras, la tripulación y a idea del chef, organizamos una especie de lotería/apuesta de caballos sobre el Grand National, una carrera aparentemente de las más importantes del mundo y de la cual yo desconocía su existencia. Seguramente todos ardamos en el infierno, pero tres de las chicas lo harán unos euros más ricas.

El domingo es el día de comer cordero asado. Casi todos los yates de alrededor lo hicieron a la parrilla en el muelle, deleitándonos con un olor exquisito todo el día. Nosotros, que somos muy finos, lo hicimos al horno. Aún así no faltaron los ofrecimientos de comida a nuestro armador muy del tipo de El Padrino.

Los dueños se fueron esta mañana y estamos de vuelta en El Pireo.

Pasado mañana volveré a ver a una chica a la que justo hoy hace seis años y también coincidiendo con la Semana Santa, besaba por primera vez.

¿Se acordará de mí?

jueves, 12 de abril de 2012

Modo verano, en invierno


Después de un viaje movidito, llegamos a Zea Marina sanos y salvos. Sin apenas tiempo para amarrar el barco y mucho menos para limpiarlo y adecentarlo, el armador y su adorable familia saltaron a bordo.

“Estoy a dieta” fue lo primero que dijo el dueño después de saludar a la tripulación, mientras se frotaba su prominente panza en uno de sus gestos característicos. Dos minutos y treinta y ocho segundos más tarde, atacaba un bol de Doritos de una manera que hacía que El Monstruo de las Galletas pareciese Carmen Lomana comiendo.

A la mañana siguiente salimos hacia Spetses, que parece ser que es el sitio a dónde hay que ir si en Semana Santa si eres griego y tienes pasta. Aquí volvimos a la rutina propia de la temporada de verano, aunque bastante más abrigados. Es curioso estar de día en pantalones cortos y polo, mientras ves nieve en las montañas cercanas. Eso sí, por las noches hay hasta quien se puso el pijama largo por debajo del uniforme para protegerse del frío.

Pero para vestimentas curiosas las de los dueños. El armador ha cambiado su polo preferido que se solía poner un día sí uno no, por una chaqueta XXXXL de Boca Juniors, más abrigadita. Mira que le gusta a ese hombre la combinación amarillo y azul. Mientras que su suegra, hoy salió por la pasarela de popa con una chaqueta de punto ocre, una falda larga negra y unos tenis de baloncesto New Balance como los que podría llevar Marc Gasol. Yo soy, una chica con suer-te y estoy divina de la muer-te…

Estaremos aquí hasta el domingo.
 
Va a ser una temporada larga.