lunes, 25 de febrero de 2013

El sándwich de mi vida



Me gusta comer. Comida tradicional, exótica o basura. Lo considero un gran placer. Además tengo la suerte de que me gusta prácticamente todo. Y de que siempre me rodeo de gente que cocina muy bien.

El sábado pasado, tuvimos sándwiches a la hora de la comida. Comida cutre dirían algunos. Perdónalos oh Arguiñano, pues no saben lo que dicen. Fue, sin ningún género de duda, el mejor sándwich que he probado en mi vida. Fue grandioso. Fue legen... espera un momento… dario, ¡legendario!

Pan de molde del grande, del llamado americano. Con mucha superficie pero no muy gordo. Untado con mantequilla uniformemente. Después de haber sido tostado ni un segundo más o menos del necesario, tenía un color dorado intenso como de oro fundido. Qué aspecto. Qué imagen. Si los sándwiches tuvieran facebook esa sería su foto de perfil.

Al primer mordisco, contraste de texturas. Del ligero crujir exterior a la esponjosidad interior dada por dos tipos distintos de queso fundidos. Ah, el queso. Uno esperaría quemarse el paladar como tantas otras veces, cegado por esa tremenda buena pinta. Aun así muerde con ansia y miedo al mismo tiempo para de repente... nada. Como el perro que espera un cachete y recibe una caricia, el paladar respira tranquilo y se ve invadido solamente por el sabor y no por el calor abrasante, ya que el cocinero, en su inmensa sabiduría, ha dejado templar el sándwich el tiempo exacto.

Es al segundo mordisco cuando te das cuenta de que estas comiendo un auténtico manjar. Con las papilas gustativas ya en disposición de saborear al máximo, uno empieza a deleitarse con cada uno de los ingredientes. Jamón asado, cortado tan fino como sólo una espada laser en manos de un maestro Jedi podría. Los dos tipos de queso, como ya dije antes, en ese milagro de la física que es su estado fundido, haciendo de matriz acogedora para el resto de los elementos. El beicon, ese insustituible y fiel acompañante para cualquier bocadillo que se precie, con su toque ahumado y su aroma embriagador que hace que reniegues del Corán y de la dieta vegetariana con tan solo imaginártelo cerca. Un poco de mayonesa y otra salsa que no logré identificar, ponían la música para ese autentico baile del sabor.

Pero faltaba una sorpresa. Una pirueta atrevida para alcanzar el clímax y coronarse rey de reyes de los bocadillos calientes. De repente, mordí algo distinto. Miré al sándwich, incrédulo, sólo para ver como un trocito de salchicha inglesa fileteada me sonreía plenamente consciente de haber cumplido su deber. Era la guinda final. Con ella, se alcanzó el equilibrio perfecto en ese pequeño universo. La Traviata del cerdo procesado y elaborado.

No podría decir cuánto tiempo me duró el sándwich porque entré en un estado de trance inducido por una especie de síndrome de Stendhal culinario. Creo que nadie de los presentes habló durante la comida, aunque tampoco los hubiese escuchado si lo hicieran. Al acabar, no lleno, si no plenamente satisfecho, completo, una lágrima asomaba en la comisura de mis ojos. De pura emoción, por lo sentido al haber comido un trozo de criatura celestial. Y de pena, por la certeza de que cualquier otro sándwich que pruebe en mi vida será inevitablemente comparado con este.

Y no podrá estar a la altura.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Propósito de año nuevo



Vuelvo a tener el ordenador en buenas condiciones, así que podré seguir escribiendo en correcto castellano al menos por un tiempo. El no tener ni tele ni portátil ha tenido su lado positivo. No hay mal que por bien no venga.

El invertir menos tiempo delante de una pantalla me ha permitido hacer otras cosas, como cumplir mi propósito de año nuevo, que era el tópico de hacer más ejercicio. Algo que en mi caso era muy fácil de cumplir, ya que más que absolutamente nada es cualquier cosa.

Así que me desenchufé de todo cual Neo despertando de Matrix y me puse los tenis del Carrefour muy dispuesto para con mi propósito. Me hice un miniplan de entrenamiento y me puse a ello.

Dicen que los mejores planes son los más sencillos, así que el mío tenía que ser la leche. Una palabra: Correr. Entre tres y seis veces por semana dependiendo de guardias, cansancio, ganas y lluvia. No me iba a arriesgar a coger un catarro así por las buenas. Aún quedan cuatro años para las próximas Olimpiadas. Tampoco hay que pasarse.

El tiempo, entre 30 y 45 minutos. Lo bueno es que Puerto Desolación es tan grande que es más o menos que me lleva llegar a la entrada y volver. Además, no es recomendable correr mucho más tiempo. El otro día un hombre salió a correr una hora y se perdió tres días. Historia real. El ritmo suele variar entre “Romario un Lunes” y “Trashorras sin balón”. A veces cuando me vengo arriba subo a “Sprint Augusto Fernández” los últimos minutos.

Después paso a nuestro improvisado gimnasio que más parece sacado de una cárcel afgana que de un yate de lujo. Ahí tenemos un banco de madera feito a man menos estable que Bankia y varias pesas que en vez de 2 Kg ponen 1,873 Kg debido a todo el óxido que han desprendido. También hay una tubería que cruza parte del techo muy útil para hacer dominadas extremas serpenteantes, que consisten en ir esquivando con el cuerpo a la vez que te izas, un gancho que cuelga del techo, la bomba contraincendios de emergencia y la conexión a la corriente de tierra de 380 voltios. Todo un reto.

Completan el panorama una silla de ruedas premonitoria que no deja de mirarme y un contenedor de basura grande y verde, muy apropiado por si fracasas con las dominadas.
 
Ya estoy deseando volver.

domingo, 3 de febrero de 2013

Ni tildes ni enhes



30/01. 18:05. Hoy mi portatil va algo mas lento de lo habitual. Esta tardando medio segundo mas en hacer cualquier cosa que le pido. Al final se ha quedado colgado. Lo he reiniciado y parece que todo ha vuelto a la normalidad.

31/01. 17:30. Estoy de guardia. He querido ensenharle una foto en el ordenador a un companhero pero se ha vuelto a colgar. Dos veces en dos dias. Algo va mal. Cuando lo he reiniciado no se ha podido iniciar Windows y me ha salido lo de “Reparacion de inicio”. Le he dado. Que no sea nada.

31/01. 19:30. “Buscar errores de disco”, operacion que “tardaria unos minutos” ha tardado dos horas. Ahora esta intentando reparar esos errores que ha encontrado y dice que puede tardar mas de una hora. Cruzo los dedos.

31/01. 23:30. Sigue a lo suyo. He decidido darle el tiempo que haga falta, pero ya me esta mosqueando. Ya se podia haber estropeado hace una semana, que aun estaba en casa. Insulto a su familia Packard Bell. Blasfemo contra el Dios Microsoft. Solo tiene tres anhos y tiene mas achaques que un octogenario. Me cago en sus defectuosos chips. La proxima vez nada de AMD que se calientan mucho. Lo dejare toda la noche, a ver si se repara algo.

01/02. 7:35. Cuando me despierto aun sigue intentando reparar errores. Lo veo chungo. Tengo que trabajar asi que lo dejare unas cuantas horas mas por si acaso. No he debido enfadarme con el. Me ha acompanhado a lo largo de estos tres anhos. Ya lo decia Indiana Jones: “No son los anhos, es el kilometraje”. Mas de 20.000 millas hemos hecho juntos, que se dice pronto. La verdad es que le he dado un buen tute. He visto cientos de peliculas y series. El ultimo ascenso del Celta. Con el he ganado batallas, partidos, ligas. He construido ciudades y he conquistado imperios. Espero poder salvarlo.

1/02. 19.00. Nada ha cambiado asi que he decido apagarlo de nuevo. He intentado todo lo que he podido pero supera mis conocimientos curativos. Necesita medicina elfica. Debo llevarlo a Rivendel... Perdon, esa no es mi peli. Tengo que llevarlo a arreglar. El lunes sin falta.

1/02. 19:45. Un companhero me ha dejado un Mac Air Book nuevo, para el fin de semana. Ya que la tele tampoco funciona por lo menos podre hacer alguna cosa. Un detallazo. Es mas nuevo, mas guapo y mas delgado que mi portatil. Pero no es el mio. No me gusta. Ademas vibra cada vez que lo rozo. Creo que yo tampoco le gusto a el. No me gusta el sistema operativo No tiene ningun juego instalado. No tiene mis cosas. Tiene un disenho que te cagas pero no tiene alma.

Aun asi, a falta de pan buenas son manzanas.