miércoles, 20 de febrero de 2013

Propósito de año nuevo



Vuelvo a tener el ordenador en buenas condiciones, así que podré seguir escribiendo en correcto castellano al menos por un tiempo. El no tener ni tele ni portátil ha tenido su lado positivo. No hay mal que por bien no venga.

El invertir menos tiempo delante de una pantalla me ha permitido hacer otras cosas, como cumplir mi propósito de año nuevo, que era el tópico de hacer más ejercicio. Algo que en mi caso era muy fácil de cumplir, ya que más que absolutamente nada es cualquier cosa.

Así que me desenchufé de todo cual Neo despertando de Matrix y me puse los tenis del Carrefour muy dispuesto para con mi propósito. Me hice un miniplan de entrenamiento y me puse a ello.

Dicen que los mejores planes son los más sencillos, así que el mío tenía que ser la leche. Una palabra: Correr. Entre tres y seis veces por semana dependiendo de guardias, cansancio, ganas y lluvia. No me iba a arriesgar a coger un catarro así por las buenas. Aún quedan cuatro años para las próximas Olimpiadas. Tampoco hay que pasarse.

El tiempo, entre 30 y 45 minutos. Lo bueno es que Puerto Desolación es tan grande que es más o menos que me lleva llegar a la entrada y volver. Además, no es recomendable correr mucho más tiempo. El otro día un hombre salió a correr una hora y se perdió tres días. Historia real. El ritmo suele variar entre “Romario un Lunes” y “Trashorras sin balón”. A veces cuando me vengo arriba subo a “Sprint Augusto Fernández” los últimos minutos.

Después paso a nuestro improvisado gimnasio que más parece sacado de una cárcel afgana que de un yate de lujo. Ahí tenemos un banco de madera feito a man menos estable que Bankia y varias pesas que en vez de 2 Kg ponen 1,873 Kg debido a todo el óxido que han desprendido. También hay una tubería que cruza parte del techo muy útil para hacer dominadas extremas serpenteantes, que consisten en ir esquivando con el cuerpo a la vez que te izas, un gancho que cuelga del techo, la bomba contraincendios de emergencia y la conexión a la corriente de tierra de 380 voltios. Todo un reto.

Completan el panorama una silla de ruedas premonitoria que no deja de mirarme y un contenedor de basura grande y verde, muy apropiado por si fracasas con las dominadas.
 
Ya estoy deseando volver.

1 comentario:

  1. QUE BUENO QUE TENGAMOS NUEVAS HISTORIAS , NOS ALEGRA EL DIA .NO TE OLVIDES DE TTUS SEGUIDORES...

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