viernes, 22 de mayo de 2015

Hellevoetsluis



Como Marge Simpson aprendió en su aventura como agente inmobiliario, existen la verdad (con cara seria, ceño fruncido y negando con la cabeza) y ¡la verdad! (con cara alegre, sonrisa en la boca y brazos abiertos). La palabra mentira es muy fuerte.

Se ven estos tipos de distintas verdades bastante a menudo en la vida cotidiana, sobre todo cuando alguien nos intenta vender algo. Ya sea con las estaciones del año, como El Corte Inglés y su primavera en Diciembre, Pórtico, que en paz de descanse, y sus Navidades en Agosto o los Stark con su invierno perpetuo. Todos estos juegan con la relativa proximidad en el tiempo.

Pero por supuesto esto también funciona con distancias. Famosa es Ryanair por confundir a propósito Barcelona con Girona, Milán con Bérgamo Y París con… Bueno con un pueblucho a casi cien kilómetros más al norte. Esta última táctica es la que ha usado el astillero con nosotros.

Resulta que después de repetirnos hasta la saciedad que después de Oss iríamos a Rotterdam, ayer nos enteramos que de que en realidad estaremos en un pueblo de 30 mil habitantes llamado Hellevoetsluis. O como lo llaman los angloparlantes: Hell of a place.

Para los que no estén muy puestos en idiomas, traduzco y analizo. “Hell” viene del inglés y significa infierno. “evo” de Evo Morales presidente de Bolivia. “et” conjunción del latín que significa “y”. La “s “es muda en este caso. Y por último “Luis”, como el carnicero. En sus orígenes, al pueblo lo iban a llamar “Un infierno de sitio para todo tipo de gente, desde políticos sudamericanos hasta carniceros de toda la vida y desde luego para tripulaciones desdichadas” pero era un pelín largo. Además en holandés sonaba parecido al nombre de un volcán de Islandia, y no querían ser copiones.

Pero en fin, uno es marino y no filólogo, aunque lleve sin navegar cerca de un año. Y precisamente para volver a navegar queda ya poco. Nuevas rutas y nuevos puertos. La verdad es que ya empieza a haber ganas.

Summer is coming.

jueves, 21 de mayo de 2015

Y volvimos a soñar



Será porque cuando me enganché a esto del fútbol uno de mis primeros ídolos fue Laudrup, o quizás por ese aspecto que recuerda más a Astérix que a un vikingo. Puede que fuese porque me tiene pinta de bajarse jarras de cerveza sin pestañear, porque se le ve el cartón en la cocorota, por esos ojitos a los que parece que siempre les molesta el sol o por su nombre de Jedi. El caso es que Khron Dehli me cayó simpático desde el principio.

Tampoco es que haga falta gran cosa para entusiasmarme con un nuevo fichaje del Celta. Le daría una colleja a mi yo del pasado que dijo eso de: “ya veréis cuando se recupere el Tucu este, Tucu-taca Salinas, Tucu-taca”. Y con Khron Dehli no fue una excepción.

Siempre alabo mucho más a los jugadores de brega y entrega porque es con los que me siento más identificado. Tengo pendiente sin terminar una entrada para este blog que jamás publiqué que se titula “La fe en tipos como Augusto” que escribí cuando el argentino jugó sus primeros minutos como lateral derecho la temporada que el Celta corría sin frenos hacia un nuevo descenso. A los que hemos nacido sin un don especial es lo que nos queda. Vaciarnos en lo que hacemos si queremos conseguir algo. Respeto muchísimo el esfuerzo.

Pero siempre he admirado a la gente con talento. A esos que parecen tocados con una varita mágica. Esos que hacen cosas que yo no podría hacer aunque entrenase toda mi vida. Ya toquen un instrumento musical o un balón. Son por ese tipo de personas por las que pago dinero por ver lo que hacen.

Khron Dehli tiene ambas virtudes y por eso es el mejor jugador que he tenido el placer de ver en Balaídos en los últimos años. Para el recuerdo el pase a Aspas desde su propio campo. Con el exterior del empeine. Al primer toque. Sin despegar el balón ni un centímetro del césped. Misil teledirigido de terciopelo. Pero también el partido de ida de Copa contra el Madrid, cuando en el minuto ochenta y muchos y después de haberse dejado los huevos en el campo, perdió un balón en campo contrario. Resopló, bajó la cabeza, apretó los dientes y corrió como un poseso con la aguja parpadeando en reserva hasta defender la jugada en el área propia.

Ya por la tele, las dos veces que se vistió de Laudrup, la exhibición en Riazor y en general esta última temporada, que es para enmarcar.

Y como no, los pequeños detalles. Esos que al final hacen que le cojas cariño a alguien. Sus constantes amarillas por protestar en su primer año cuando no sabía ni pedir la hora en español. Sus tiros perpetuamente desviados desde fuera del área. Su imagen en el marcador de Balaídos.

No me quiero extender. Simplemente recordar que este año el entrenador dijo en pretemporada: “Michael puede, así que debe liderar”. Y así fue. El equipo jugó cuando él jugó.



Y durante unas cuantas semanas y después de mucho tiempo, algunos, volvimos a soñar.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Resumiendo



Volví a Vigo con la familia, volví a Holanda yo solo, viajé una vez más a Vigo y ahora estoy en Holanda de nuevo. Básicamente ese es el resumen de idas y venidas entre mis dos países de residencia de este año. Algo impensable de hacer en Chipre. Añadiré Ryanair a mi lista de empresas amigas del exiliado, junto a Facebook, whatsapp, Skype y Lidl. También recibimos visitas de familiares y amigos y vimos prácticamente todo lo que hay que ver en este país.

El progreso en la construcción del barco va según lo previsto. Ya flota, aunque hubo unos momentos de miradas incómodas cuando lo pusieron por primera vez en el agua y todos vimos como escoraba hacia estribor. Nada grave de momento. A mediados de junio dejaremos el pequeño y poco interesante pueblo de Oss para irnos a la bulliciosa Rotterdam, donde tendrán lugar las pruebas de mar.

Entre tanto, la tripulación se ha ido completando poco a poco. Faltan algunos por llegar pero parece que de trece que vamos a ser vamos a tener nueve nacionalidades distintas. Alemania, España, Finlandia, Inglaterra, Polonia, Sudáfrica, República Checa, Letonia y Croacia. Me parece que se va a ver más hockey sobre hielo que fútbol en el comedor de tripulación. Por suerte solo tenemos una chica inglesa, con lo que el cricket está descartado.

Ya tenemos confirmado el itinerario para el verano. Tres semanas en Croacia. Doble alegría para mí ya que es una zona que apenas conozco (Sólo he estado en Dubrovnik) y porque me dará la oportunidad de coincidir con mis antiguos compañeros del Esmeralda, mi antiguo barco.

Por otro lado, lo bueno de saber cuándo va  a estar el armador a bordo es que también sabemos cuándo  no va a estar, lo que nos permite ir planificando un poco nuestras vacaciones.

La idea de tener vacaciones en Agosto y Septiembre como una persona normal se me hace rarísima.

Pero estoy seguro que podría acostumbrarme a eso.