Cada vez se
está volviendo más común, y por ello supongo que cada vez lo vemos como más
normal, que cuando un famoso de internet (Influencer, Youtuber… lo que sea) se
ve envuelto en alguna afrenta pública, ya sea real o imaginaria, esgrima su
número de seguidores en la red social que sea para reforzar su famosismo y
amedrentar al supuesto agresor.
¿Qué te van
a echar de un avión? “¡Tengo tres millones de seguidores en Instagram!” Y ya la
azafata se lo piensa un poco.
Esto no es
nada nuevo, pero me parece curioso cómo ha evolucionado. Todos crecimos con
películas dónde algún personaje en plena revolución violenta de un país
asiático gritaba eso de “¡Tengo pasaporte americano!” como si un libreta de
papel duro pudiese defenderte de unos buenos machetazos.
Los niños
usan lo de “¡Escudo para siempre!” o “¡Escudo invisible!” y ya estás fastidiado
porque da igual con que súper poderes los ataques, se vuelven invulnerables.
Mi favorita
es una que viví hace años en primera persona. Un día por la noche estábamos
haciendo cosas que no deberíamos cuando se acercó la policía a pedirnos los
DNIs. Alguien de nuestro grupo pensó que el mejor escudo invisible que podía
esgrimir era el de “Hey, que yo juego en el Rápido de Bouzas”. True story.
No estaría
de más que toda esta gente que confía tanto en sus escudos invisibles se viese
Arma Letal 2. Ahí el malo confía en su “Inmunidad Diplomática”, y la verdad es
que se libra un par de veces.
Hasta que
acaba siendo “revocada”.