Como Marge
Simpson aprendió en su aventura como agente inmobiliario, existen la verdad
(con cara seria, ceño fruncido y negando con la cabeza) y ¡la verdad! (con cara
alegre, sonrisa en la boca y brazos abiertos). La palabra mentira es muy
fuerte.
Se ven estos
tipos de distintas verdades bastante a menudo en la vida cotidiana, sobre todo
cuando alguien nos intenta vender algo. Ya sea con las estaciones del año, como
El Corte Inglés y su primavera en Diciembre, Pórtico, que en paz de descanse, y
sus Navidades en Agosto o los Stark con su invierno perpetuo. Todos estos
juegan con la relativa proximidad en el tiempo.
Pero por
supuesto esto también funciona con distancias. Famosa es Ryanair por confundir
a propósito Barcelona con Girona, Milán con Bérgamo Y París con… Bueno con un
pueblucho a casi cien kilómetros más al norte. Esta última táctica es la que ha
usado el astillero con nosotros.
Resulta que
después de repetirnos hasta la saciedad que después de Oss iríamos a Rotterdam,
ayer nos enteramos que de que en realidad estaremos en un pueblo de 30 mil habitantes
llamado Hellevoetsluis. O como lo llaman los angloparlantes: Hell of a place.
Para los que
no estén muy puestos en idiomas, traduzco y analizo. “Hell” viene del inglés y
significa infierno. “evo” de Evo Morales presidente de Bolivia. “et” conjunción
del latín que significa “y”. La “s “es muda en este caso. Y por último “Luis”,
como el carnicero. En sus orígenes, al pueblo lo iban a llamar “Un infierno de
sitio para todo tipo de gente, desde políticos sudamericanos hasta carniceros
de toda la vida y desde luego para tripulaciones desdichadas” pero era un pelín
largo. Además en holandés sonaba parecido al nombre de un volcán de Islandia, y
no querían ser copiones.
Pero en fin,
uno es marino y no filólogo, aunque lleve sin navegar cerca de un año. Y
precisamente para volver a navegar queda ya poco. Nuevas rutas y nuevos
puertos. La verdad es que ya empieza a haber ganas.
Summer is
coming.