Asteria significa estrellas en griego y es el nombre del bar al que solemos ir en Poros. Y solemos ir no porque nos hagan precio especial en todas las consumiciones o porque tengamos una mesa siempre con el cartel de reservado, que también, si no porque su dueño Thanasis, hace que nos sintamos como si su bar fuese el salón de nuestra casa.
Me encanta la sensación de sentirme cliente habitual en un local, ya sea un bar, una cafetería o un restaurante. En Vigo me pasa solamente en dos o tres sitios. Me gusta que me reciban con una sonrisa, que conozcan mi nombre, que sepan lo que voy a tomar. Tampoco pido que me reciban con un abrazo como en cierto bar que casi todos conocemos, pero mejor eso que las malas caras que me he encontrado alguna vez.
No soy un lince de las finanzas, pero supongo que si tuviera un negocio intentaría ser lo más agradable posible con los clientes que van a gastar dinero en él, intentar que vuelvan y así volviesen a gastar más dinero. Eso debe ser de primero de bar ¿no? Por eso no entiendo como existen propietarios desagradables a los que parece que deberías pedir perdón nada más entrar en su local.
Pero me desvío del tema. Supongo que la razón de que nos traten tan bien en Asteria es porque una tripulación de 19 marinos sedientos es una clientela potencial a tener muy en cuenta (hubo noches de pagar casi 200 euros entre todos), pero que queréis que os diga, me da bastante igual.
Lo que sé es que si no tenemos sitio, nos lo hacen. Si internet no les funciona, me dan la clave del bar de al lado. Si quiero ver un partido, aunque sea un equipo español de segunda división que a nadie le interesa, me lo ponen en la tele. Cada tres rondas nos invitan a una. Me reciben siempre con un apretón de manos y una enorme sonrisa y en un par de semanas ya todo el mundo conocía mi nombre. Y el último día, de despedida, fresas y Moët gratis para todos.
Así que si algún caluroso día de verano se ocurre visitar la pequeña isla de Poros y os apetece tomar algo, sentaros en la terraza de Asteria. Pedid una Mythos y brindad por su dueño Thanasis.
Y si de pasada dejáis caer que conocéis a la tripulación de nuestro barco, quizás os ahorréis unos céntimos.
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