Con Andrea en casa después de un viaje algo accidentado, vuelvo al barco y a la rutina. Y como no hay mucho que contar pero escribir se está convirtiendo en una adicción me voy a salir otra vez del tema del blog totalmente, como ya hice con “¿Spanish Revolution?”. Hoy es un artículo de opinión.
Ha muerto Steve Jobs. Si lo hubiera hecho hace diez años sólo hubiese leído algún comentario sobre su muerte en algún periódico, pero hoy en día con Facebook he leído cientos. Y aunque respeto todos, o casi, muchos me molestan. Blanco o negro. Parece que no hay término medio.
Me explico. No entiendo a la gente que va a poner flores a las tiendas de Apple. A los que lloran porque su futuro I-Phone 6 no va a ser lo mismo como si llevase el olor del sudor del hombre este o como si él mismo ensamblase todos los teléfonos. Leo comentarios y noticias tan exageradas que parece que se ha muerto un nuevo mesías y me entran ganas de pedir la beatificación de mi I-Pod que sobrevivió a un ciclo de lavado completo en la lavadora. Con detergente, centrifugado y secado y sigue funcionando. Milagro. Aleluya.
Pero entiendo aun menos las opiniones y comentarios en el sentido totalmente opuesto. Gente que compara la importancia de la noticia de su muerte con la de la boda de la Duquesa de Alba. Los que dicen que muere gente todos los días y este fulano es sólo uno más. Los que comentan que el único mérito de este hombre es vender mp3 a precios muy caros. Que no ha inventado nada. Un momento. Baja el balón.
Yo siempre he tenido una desconfianza primitiva y poco racional hacia todo lo que venía de Apple. Un ordenador donde el PC Fútbol no funcionaba o lo hacía con problemas para mí no era un buen ordenador y punto. Pero sé que sin Steve Jobs y sin un puñado más de personas, probablemente hoy no tendría un ordenador en mi casa, Apple o de cualquier otra marca, ya que él fue uno de los que apostaron y casi inventaron el concepto de “ordenador personal”. Si este hombre no hubiera existido nuestra vida cotidiana no sé si sería mejor o peor, pero estoy seguro de que sería distinta.
Si Steve Jobs no hubiese impulsado la animación por ordenador hoy no existiría Pixar. Y aunque no te guste Toy Story y aunque seguro que odies a Jar Jar Binks nos hubiésemos perdido al espectacular Gollum en el cine y a Avatar que no son más que nietos de Buzz y Woody.
Este hombre ha hecho un millón de cosas más y su legado lo vemos y lo usamos todos los días. Ha influido en nuestras vidas nos guste o no. Nos demos cuenta o no.
Pero a lo mejor toda esa gente estaba utilizando una ironía tan fina que yo no capté. Debe ser eso. Es lo único que podría explicar que alguien utilizase un ordenador e internet (La World Wide Web se desarrolló en un ordenador suyo también) para decir: “No me importa la muerte de Steve Jobs”. Seguro que cuando murió Edison las calles se llenaron de adornos luminosos diciendo: “Nos la suda que Edison palmara”. O a lo mejor no.
I-Que joderse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario