¿A qué huele? ¿No lo notáis? Pues yo ya lo llevo oliendo un par de días, sólo que hoy es más intenso. Será que es viernes. Huele a tierra mojada, a hierba y a verde. Vosotros estáis acostumbrados pero ese es el primer olor que te asalta cuando las puertas de Peinador se abren y llegas a Vigo de verdad. Huele a que ya no quedan ni dos semanas para llegar a casa. No es que quede poco, es que no queda nada. Eso no es optimismo, es un puto hecho.
Hay otro olor también, ¿tampoco sentís ese? Es algo que me recuerda al algodón de azúcar. ¿Será que se acaba Octubre y que empieza el Noviembre más dulce la historia? Sí, debe ser eso. Dulce como un kiwi maduro.
¿Y los sonidos? ¿No los oís? A lo mejor me estoy volviendo tarumba, pero hoy a la mínima me pongo a bailar con música o sin ella. Sólo que hoy me apetece otro tipo de música. Nada de “How I wish you were here”. Ya voy yo “there”. Hoy quiero cosas alegres. Hoy bailo al ritmo de “Hello” oóoó; cambio en la canción esa, “Barbra Streisan”, por cualquier chorrada que se me ocurra en el momento, desde "pa´casita" hasta "Deivid López".
Hoy estoy contento. Aquí es día festivo. El día del no (en serio). Pero hoy estoy de sí. Hoy realmente me he dado cuenta de que entramos en el sprint final para llegar a casa y en realidad ni lo siento en la tierra ni lo huelo en el aire. Lo veo en el calendario.
Y debe ser por eso que aun estando sólo, con el barco en completo silencio, escucho tambores. Tambores a lo lejos. Ya…
Vuelvo.
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