lunes, 16 de abril de 2012

Semana Santa


Una de las pocas cosas de las que me arrepiento en mi vida, es de no haber estudiado religión en el colegio. No es que me interese mucho el tema divino, pero me guste o no la religión está presente en mi día a día y forma parte de mi cultura y sobre todo del arte. Sé que mi manera de pensar y mi vida en general serían distintas si fuera musulmán por ejemplo. Así que creo que estaría bien saber de qué aguas vienen estos lodos.

Pero me desvío del tema. Total, que no tengo claro que carallo se celebra o se conmemora o rememora en Semana Santa. Y menos aún en la ortodoxa. El caso es que las dos se parecen bastante desde mi pagano punto de vista. Ambas duran lo mismo aunque no siempre coinciden en el tiempo y las dos incluyen procesiones con velas que dan bastante miedo.

En la tele también ponen durante esos días películas bíblicas. Me pregunto si en la versión griega a Jesús, en vez de crucificarlo, le dan una patada en el pecho y lo tiran a un foso al grito de esto es Esparta. Ya lo averiguaré.

El sábado tuvimos prohibido poner música alta para los dueños, por respeto a las procesiones. Mientras, la tripulación y a idea del chef, organizamos una especie de lotería/apuesta de caballos sobre el Grand National, una carrera aparentemente de las más importantes del mundo y de la cual yo desconocía su existencia. Seguramente todos ardamos en el infierno, pero tres de las chicas lo harán unos euros más ricas.

El domingo es el día de comer cordero asado. Casi todos los yates de alrededor lo hicieron a la parrilla en el muelle, deleitándonos con un olor exquisito todo el día. Nosotros, que somos muy finos, lo hicimos al horno. Aún así no faltaron los ofrecimientos de comida a nuestro armador muy del tipo de El Padrino.

Los dueños se fueron esta mañana y estamos de vuelta en El Pireo.

Pasado mañana volveré a ver a una chica a la que justo hoy hace seis años y también coincidiendo con la Semana Santa, besaba por primera vez.

¿Se acordará de mí?

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