Mucho optimismo pero poco viaje se ve por aquí
últimamente. A ver si cambiamos un poco de tema ya, que la gente ha pagado por
leer lo que ha venido a leer.
La verdad es que seguimos atrapados en el poco
agraciado Pireo. Y lo que nos queda. Veníamos para un mes, estamos ya cerca de
hacer dos y creo que hasta el tercero no nos moveremos de aquí. Pronto nos
darán la nacionalidad griega. Miedo me da.
¿Aburridos? Un poco. Los dueños vienen todos los
fines de semana, sin excepción. Todos los días es lunes, menos el propio lunes,
que es domingo. Pero dentro de la monotonía, siguen pasando algunas cosas.
Tenemos marinero nuevo. Es mitad holandés, mitad
canadiense, mitad caribeño, mitad griego. Por su manera de hablar me parece
yanky del todo. Mucho “yeah man, you know what I mean?”. Pero trabaja bien, que
es lo que cuenta.
En nuestro escaso tiempo libre hemos trabado cierta
amistad con una curiosa y joven familia. Él es mitad griego mitad mexicano. Ella
es estadounidense. Viven aquí en Grecia. Tienen más o menos mi edad y ya tienen
cuatro hijos. La verdad es que me cayeron bastante bien.
Por otro lado, nuestros dos marineros sudafricanos
están intentando batir el récord del mundo de horas bebiendo en un pub. A estas
alturas les debe quedar poco para alcanzarlo. En el poco tiempo que he
coincidido con ellos allí, pude asistir al grotesco espectáculo que fue el ver
a uno de ellos lamerle el ojo al otro para sacarle una especie de colirio que
decía que le picaba. Demencial.
Y poco más, de momento. Parece que el viaje a
Santorini se va a posponer debido a que en este país tienen elecciones cada
quince días, y el armador no quiere alejarse mucho de casa por si el nuevo
presidente sale rana y hay que hacer las maletas.
Junio está a la vuelta de la esquina.
Esperemos que traiga novedades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario