jueves, 12 de julio de 2012

Llegando a Génova


Hicimos una parada en la travesía para darnos un baño en las cristalinas pero demasiado calientes aguas de la isla de Ponza. Dicha parada coincidió casi plenamente con mis horas de guardia, lo que la convirtió en doblemente buena. También aprovechamos para cambiar la hora.

Continuamos. Cuando entré en el puente más tarde para comenzar mi guardia nocturna el capitán me informó que nos esperaría mal tiempo al norte de Elba. Las últimas horas del viaje iban a ser moviditas.

La guardia me pasó sorprendentemente rápido. Unos cuantos pesqueros cruzándose en el momento más inoportuno hicieron que por lo menos tuviéramos algo con lo que entretenernos. También contribuyó el hecho de que mi compañero tuviera la noche habladora.

Y el hecho de encontrarme con un dato curioso. Estábamos pasando entre la costa italiana y la isla de Elba cuando me fijé en que en la carta ponía “anomalía magnética local” en esa zona. ¿Una anomalía magnética local precisamente en la isla dónde Napoleón fue exiliado? ¿Coincidencia? Probablemente. Pero uno que de historia sabe poco pero que imaginación le sobra, que ha visto Cuarto milenio unas tres veces y que fue fan declarado de la serie “Perdidos”  hasta cuando  a los guionistas se les fue de las manos, empieza a elucubrar un millar de historias. ¿Para cuándo la película? ¿Acaso no han hecho Abraham Lincoln caza vampiros? Que poca visión comercial tienen algunos.

Al final el mal tiempo nos tocó, pero sólo de refilón. Un par de mareos y poco más. Ya estábamos amarrados cuando vimos el aviso de temporal fuerza ocho para esta noche. Justo a tiempo. Los temporales, mejor en puerto.

Ha estado muy bien navegar de nuevo.

Siguiente viaje…

1 comentario:

  1. Me alegro que hayas disfrutado del poco tiempo pasado en la tierriña.

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