Al final sí
que fue a la vencida y esta vez pude bajar a tierra a echar un vistazo. La
ciudad no tiene nada de especial. Una plaza, una calle peatonal y poco más.
Mucho restaurante británico con grandes anuncios diciendo que tienen la mejor
comida inglesa del país. Como si eso fuese algo de lo que sentirse orgulloso.
El parque
natural de La Roca es otra cosa. El domingo por la mañana me armé con mi
mochila de Dora la exploradora, un poco de agua y la cámara de fotos dispuesto a
darme una buena caminata. Al contrario que la pesada de Dora, yo no llevaba
mapa, así que me costó un poco encontrar el camino. Una vez en ruta también me di
cuenta de que me había olvidado la cartera.
Esto resultó
ser un contratiempo ya que cuesta un euro o cincuenta peniques entrar en el
parque aunque vayas a pie. Mi cara de pena, penita, pena cuando le dije al
guarda que bueno, que volvería mañana con dinero dio resultado y al final me
dejó pasar gratis a condición de que pagase la próxima vez. Si hay próxima lo
haré.
El parque
ofrece unas vistas magníficas y te cuenta un poco la historia de las largas
batallas entre españoles y británicos con un pequeño museo. Todo bastante interesante.
Mañana
salimos por la mañana rumbo Canarias. Otro sitio en el que nunca he estado.
Lamentablemente no tenemos planes de parar allí. Luego el ancho océano.
Si no vuelvo
vengad mi muerte.
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