Ya que mirar
hacia atrás me produce un peso en el pecho insoportable, miro hacia adelante. Y
ahí se ven cosas interesantes. Puertos y lugares en los que nunca he estado y
que esperan ser por ser explorados. Nuevos destinos.
Sin tiempo
para deshacer la maleta de las vacaciones embarco hoy de nuevo en Toulon. Tan
pronto como las condiciones meteorológicas lo permitan, navegaremos hasta
Gibraltar para repostar antes de partir hacia el Caribe.
Será la
primera vez que cruzo el Atlántico y la segunda navegación más larga sin
escalas que he hecho en toda mi vida. Una larguísima travesía que no me hacía
demasiada gracia hacer, más que nada por las fechas. Pero ya que no me queda
otra, la afronto con bastante ilusión. Al fin y al cabo, uno aún sigue siendo
algo romántico respecto al mar y cruzar el charco es de esas cosas que me
faltaban por tachar de mi lista.
Después, las
islas del Caribe. Aun no sé el itinerario, pero estoy seguro de dos cosas: No
iremos a sitios feos y no iremos a sitios en los que ya haya estado. Así que no
va a estar mal. Lo peor será estar allí en Navidades, pero eso es otra
historia.
Y para
acabar, una cita del último libro que he leído. Que como llevo tiempo sin
escribir nada mi originalidad anda algo oxidada. Además me parece que viene a
cuento. Es sobre viajes largos:
“No hay
hombre valiente que nunca haya caminado cien kilómetros. Si quieres saber quién
eres, camina hasta que no haya nadie que sepa tu nombre. Viajar nos pone en
nuestro sitio y nos enseña más que ningún maestro, es amargo como una medicina,
cruel como un espejo. Un largo tramo de camino te enseñará más sobre ti mismo
que cien años de silenciosa introspección.”
Quien dice
caminar dice navegar.
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