lunes, 4 de junio de 2012

Y no fallaron


De verdad que no. Aunque a última hora me entró algún que otro mal presentimiento de ver a la gente celebrando las cosas antes de tiempo, al final no fallaron. Y cómo me alegro.

A quienes trataron y tratan (véase la crónica del partido en Marca.com) de empañar una temporada por el dudoso resultado de un partido sólo decirles una cosa: Un ascenso, un título de liga, una copa, un campeonato de fútbol o de cualquier otro deporte no se gana ni en un partido, ni en un combate, ni en una carrera. Si el Celta ha subido este año ha sido porque fue mejor equipo que los otros 20 de la categoría en el cómputo general de la friolera de 42 partidos. Que alguien se atreva a discutirlo.

Parece ser que la celebración fue espectacular. Hay quien diría que hasta excesiva. Probablemente. ¿Y? La gente está quemada. Por el trabajo o por la falta de este. Por la vida. Por todo. La gente más que nunca necesita alegrías de cualquier tipo. ¿Por qué no? “¡Qué sencillos pueden ser los momentos felices!” escribió hace poco una persona que vivió esa misma alegría sólo que un poco más al norte. Pues amén.

La mía fue una celebración bastante contenida. Más de alivio que de otra cosa. Un choque de manos con un compañero, con el capitán y con el dueño del bar. Por fin. Después de cinco años, se acabaron los Pepe Murcia, los Verpakovskis, los George Lucas y todos esos jugadores que han pasado por aquí y que no llegaban ni a mediocres.

El otro día dijo Fernando Torres que antes ir con la selección  era una costumbre y que ahora es un premio. A nosotros nos pasa lo mismo con la Primera División. Aprendamos de eso. Si hay algo seguro es que todo lo bueno se acaba.

La temporada que viene tocará sufrir, como siempre.

Pero hoy, disfrutemos.

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