Primero la dejé a ella en el aeropuerto. Ayer por la
mañana dejé el apartamento. Ayer por la tarde dejé el coche de alquiler.
Momentos tristes. Se acaba otra etapa. Pienso eso de: ¿Quién coño me ha robado
el mes de Abril?
En eso estoy, ensimismado con mi melancolía cuando
dejo el coche. No hay nadie en la oficina así que tengo que dejar la llave en
el buzón. El orden de los factores no altera el producto. Y una mierda. Si
tienes que aparcar un coche, coger lo que llevas dentro y dejar la llave en el
buzón mas te vale hacerlo en el orden correcto o corres el riesgo de dejarte el
móvil dentro del coche cerrado una vez dejado la llave. Como me pasó a mí.
Menos mal que pude llamar desde el bar de al lado y
ya que estaba me tomé algo mientras esperaba por la de los coches. Ya con
teléfono y después de reírme un poco tanto de la situación como de mi mismo,
decidí volver al barco andando. Es una tirada, pero me gusta pasear. Y pensar.
Y lo primero que pensé es que sé perfectamente quien
me ha robado el mes de Abril. La misma persona que ayer se marchó en avión,
llevándose además mi corazón. Y podría caminar por la playa a ritmo de “Así
estoy yo sin ti”, pero ni de coña. Ni nadie me va a grabar un video musical ni
yo soy el hombre del traje gris. Más que nada porque no pegaría mucho con mis
tenis Reebok Classic.
Así que me permito unas horas de tristeza, pero no
más. Cuando llego al barco ya anochece. La mitad de las penas se han quedado en
la playa para que se las lleve la marea. Mañana es otro día. Hay cosas que
hacer. Aventuras por venir. Y voy a necesitar la mejor versión de mí.
Así que mañana, como todos los días, seguiré el
consejo que me repetía mi viejo Nokia cada vez que lo encendía.
Saca lo mejor de ti.
Vamos a ello.
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