Cada barco es un mundo y cuando has estado en unos cuantos te das cuenta de las grandes diferencias que pueden existir entre unos y otros. Normalmente las reglas a seguir a bordo las establece primero la compañía y luego el capitán, dejando a los jefes de departamento cierta libertad para poner sus propias reglas dentro del mismo.
Este no es el mejor ni el peor barco donde he estado, pero la tripulación tiene ciertas costumbres que me han sorprendido y agradado por igual. Claro que éstas no siempre se pueden realizar por falta de tiempo o carga de trabajo, pero se suelen respetar bastante y eso me gusta.
Regla del lunes por la mañana. Todos los días empezamos a trabajar a las 8 excepto el lunes, que entramos a las 9. Lo lunes son iguales de duros en todo el mundo occidental (para los árabes es el domingo) y nada mejor que empezar una hora más tarde para afrontar con optimismo la semana.
Regla del desayuno del viernes. Todos los viernes a las 10 nos sirven un desayuno británico campal con sus salchichas, sus huevos revueltos y sus diez mil calorías. Es una buena forma de despedir la semana.
Regla de las tardes de Poros. Siempre que estemos en Poros, lo que parece ser que en este barco ocurre la mayor parte del verano, el departamento de cubierta se toma un descansito de unos minutos para tomarse un helado que habrá comprado cada día un miembro distinto del departamento.
Por desgracia mañana salimos hacia Atenas así que se acabaron los helados, de momento.
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