Una de las primeras cosas que se preguntan cuando uno entre a trabajar en un yate es quien es el armador y qué clase de persona es. Y los compañeros suelen ir dándote la información a cuentagotas según te van conociendo.
Evidentemente no voy a contar aquí ni en ningún lado quien es el dueño del barco, primero por que firmé un contrato diciendo que no la haría y segundo por simple discreción profesional. Además no es nadie conocido así que no es que sea muy interesante.
Todos en el barco me han hablado bien de él. Y todos me han advertido de lo mismo, de hecho tal como me dijo el capitán (traducido): “Era un hombre muy simpático pero se casó, y el problema no es ahora tenga mujer, es que tiene suegra”.
La suegra. Los primeros días me decían: “Con la familia todo bien pero intenta mantener un poco la distancia con la suegra” luego pasó a ser: “Intenta no hablar con la suegra porque todo lo interpreta en el peor de los sentidos” más tarde: “La suegra es una falsa, no le digas más que buenos días” y hoy a veinticuatro horas de que vengan ya he escuchado: “La suegra es malvada, no te acerques a ella” y la que se lleva la palma que no traduciré: “She is a fucking bitch”.
Así que yo que al principio me imaginaba a la abuelita de “jroña que jroña” pero algo más elegante, me temo que tendré que esperar a una Cruela Devil o algo peor. Me la imagino entrando por la pasarela de popa con su bastón y toda vestida de negro mientras todos formamos como soldados imperiales en La Estrella de la Muerte.
No hace falta que diga que música suena en mi cabeza cuando lo pienso.
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