sábado, 27 de julio de 2013

Julio



No he escrito nada durante un tiempo básicamente porque no me apetecía. No hay ninguna razón especial. Resumo rápidamente que ha sido de mi vida y del barco en el último mes.

Tuvimos un chárter excelente con los americanos. Fliparon con la queimada y eso que lo que les di para beber era en esencia aguardiente templado. Aun así se lo bebieron como si fuera Acuarius. Volví a las Baleares después de unos cuantos años. Pensé que las odiaba pero en realidad las echaba de menos. Cada año me pasa con Chipre. Facebook diría que estoy en una relación complicada con las islas del Mediterráneo.

Estuve en casa. Como siempre fue maravilloso. Como siempre fue cortísimo. Celebré cien cumpleaños y el día del Carmen. Ninguno en su día pero a nadie le importó. Tuve tiempo de ver mi gran proyecto de futuro. Es del tamaño de un pomelo, pero crece como el bambú. Fue una pasada. Como diría Joey: “Es tan real…”.

El viaje de vuelta al barco fue miserable. Pero cuando ya me preparaba para casi tres meses sin ver a la familia y los amigos una avería en el motor y la pericia negociadora del capitán nos regalaron un fin de semana largo en Barcelona. Así que yo le regalé un billete de avión a Andrea. Aun no tengo amigos en el infierno, aunque todo se andará, pero sí que los tengo en Barcelona. Y de los buenos. Nos abrieron las puertas de su casa y su nevera sin haberles avisado ni nada. Fuimos testigos del milagro de los panes y los peces pero con la ensalada de pasta y, en general, pasamos un increíble fin de semana.

Ayer navegamos toda la noche para llegar a la Bahía de los Barcos sin Dueño, al lado de Mónaco. Aquí permaneceremos fondeados unos diez días a la espera del armador. Volvemos a tener un fin de semana libre y hace buen tiempo.

Ha sido un buen mes de Julio, y aun le faltan un par de días para terminar. La mitad de la temporada ya queda por la popa. Otra vez hacia el Este. Cuanto más me alejo de casa menos me queda para volver.

Irónico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario