Hace ya un
tiempo que no paro de verme.
Me veo andando
de puntillas sin apoyar los talones.
Me veo en
los ojos caídos, tristes dice la gente, aunque no paren de sonreír.
Me veo
colocando y ordenando playmobils y dinosaurios en vez de jugar con ellos.
Me veo rompiendo los pantalones a la altura de la rodilla.
Me veo
deseando que el documental de hoy de La 2 sea de animales marinos.
Me veo
durmiendo en el coche con la boca abierta hasta casi desencajar la mandíbula.
Me veo en el
culo que no veo.
Me veo
persiguiendo lagartijas.
Me veo
jugando al fútbol sólo cinco minutos.
Me veo
viendo Parque Jurásico, Indiana Jones y Los Goonies.
Y sobre
todo, me veo en la playa. Desnudo y armado con un ganapán. Sólo parando de
coger cangrejos para construir algo en la arena. Probablemente un agujero y un
castillo de churritos.
Pero
parpadeo y me doy cuenta de que no soy yo. Es él.
Ya coge más
cangrejos que yo a su edad y así debe ser.
Y aunque
todo lo que veo evoca felices recuerdos del pasado…
En realidad
estoy viendo el futuro.
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