viernes, 28 de diciembre de 2018

Personajes (I) Francisco Antonio Mourelle de la Rúa (Segunda parte)


Seguimos con Mourelle. En aquellos tiempos España estaba en guerra con todo dios. Al bueno de Antonio lo destinaron al mando de las lanchas cañoneras de Algeciras. Allí les da caña a los ingleses en varias escaramuzas y poco más tarde participa en la batalla de San Vicente. Allí fueron los ingleses los que nos dieron “pal” pelo, pero Mourelle no sólo sobrevivió, si no que tuvo un papel destacado en el combate rescatando al buque insignia “Santísima Trinidad”.

En los siguientes años acumuló victorias y ascensos, apresando y hundiendo muchas naves inglesas. La más destacada, un 19 de enero de 1799 en el que atacó un fuerte convoy enemigo amparado por un navío de setenta cañones, un bergantín de dieciocho y tres lanchas cañoneras. Mourelle iba al mando de catorce lanchas, un místico y dos cojones bien grandes. Hundieron una cañonera inglesa y apresaron otra, además de una fragata y dos bergantines. Hicieron ciento veinte prisioneros y mandaron otros tantos guiris a dormir con los fishes.

Esta hazaña le valió el ascenso, a sus cincuenta tacos, a capitán de fragata. Y si no se lo dieron antes fue porque de aquella también había mucho enchufado.

En una carta, su colega y superior Bruno de Heceta dijo de él: “Asistió a mas de cuarenta combates contra las fuerzas anglicanas, entre los que se cuentan catorce de la mayor nota, esto es, batiendo con diez o doce cañones fuerzas que nos atacaban con quinientos, no en guerra galana, sino siempre a tiro corto de metralla y algunas veces de fusil o de pistola y aun abordando de día las murallas de Gibraltar…” Y después dice, y esto juro que no me lo invento: “Los méritos de Mourelle son superabundantes”. O sea, tía, de verdad, en plan “superabundantes” a finales del siglo dieciocho. Super fuerte.

Un par de años mas tarde lo destinan a los apostaderos de Algeciras y luego de Málaga, con lo que se ahorró la vergüenza de la Batalla de Trafalgar. Como eran tiempos revueltos también luchó contra los franceses en la Guerra de la Independencia y no llegó a completar su última misión al mando de un gran ejército que se suponía que tenia que sofocar las revueltas en las colonias americanas porque justo pasó lo del levantamiento de Riego.

Moriría ese mismo año a la edad de setenta rompiendo todas las estadísticas de la época. Increíble habiendo vivido todo lo que vivió. Sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de Cádiz.

Casi nadie el tío Mou.

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