lunes, 4 de marzo de 2013

Un fin de semana distinto



El viernes llegaron a Chipre mi mujer, mi hermana y 3,4 millones de virus de la gripe. Acogí a todos como buen anfitrión en el que será nuestro apartamento las próximas semanas. Al fin y al cabo los virus también eran paisanos. Cada vez obtenemos una casa mejor a menor precio. Eso es progresar.

El que esta vez haya venido mi hermana nos da la excusa perfecta para volver a visitar algunos de los sitios más interesantes de la isla. El sábado cruzamos a la parte turca por Nicosia (perdiéndonos tanto a la ida como a la vuelta como de costumbre) para ir hasta el Castillo de San Hilarión.

Entre el aire fresco de la montaña y el sudor producido por la empinada subida andando hasta la parte alta del castillo creo que las chicas perdieron algunos de los virus que se trajeron. No los echaremos de menos. Suerte que los débiles y famosísimos tobillos de Raquel aguantaron el trayecto ya que no habría manera de sacarla de allí en ambulancia y no había ninguna burra de guardia en la base militar cercana.

Más tarde bajamos al pueblo de Girne donde comimos un kebab de perejil con un poco de carne y visitamos su fortaleza. Por la tarde dimos un corto paseo por la parte turca de Nicosia, uno de los pocos sitios que nos faltaba por ver. Volvimos a Limassol ya de noche.

El domingo amaneció nublado y con posibilidad de lluvia así que descartamos la idea inicial de ir hasta Famagusta. Al final fuimos hasta la piedra donde supuestamente nació Afrodita y después de comer pusimos rumbo a Larnaca, donde teníamos una invitación de un ex jugador céltico para ver jugar a su nuevo equipo.

Un ambiente increíble y un partido regular. Dos tiros al palo, un golazo y una brecha en la cabeza para nuestro anfitrión sería el resumen del encuentro. Siempre elijo mal los equipos los que animar. Aunque para animar, la afición del Apoel, nunca he visto nada igual en un estadio de futbol. Tampoco nunca había visto un estadio de fútbol en el cual los fondos son dos hermosas colinas verdes con altos árboles.

Allí conocimos a un par de esposas de jugadores. Vaya contraste. De la soberbia y mala educación de la mujer de una de las “estrellas” brasileñas de este equipo a quien no le hizo ninguna gracia sentarse en un asiento normal en vez de en el palco vip, a la amabilidad extrema y la charla agradable con la mujer de quien nos invitó a ver el partido, pareja a la cual estamos muy agradecidos.

Al final del partido y después de una larga cola en coche, volvimos a casa.

En cuanto consiga aprender dos insultos más en griego, aparte de malaka, me haré socio.

1 comentario:

  1. Disfruttar que os lo mereceís . Fdo.El hombre del ttraje gris.Saludos

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