lunes, 22 de agosto de 2011

Arrivederci Italia


Desde luego estos marinos de ahora ya no son lo que eran. En vez de emborracharse bebiendo ron a pelo y pelarse en burdeles ahora se dedican a escribir blogs sentimentaloides. Así nos luce el pelo.

Pero bueno, después de toser varonilmente y rascarme un poco la entrepierna para reafirmar mi masculinidad, sigo contando cosas.

Después de una parada corta en la isla de Panarea en la que no me dio ni tiempo de ir a tierra, proseguimos nuestro viaje hacia el este. Cruzamos el estrecho de Messina justo cuando se ponía el sol, lo que nos permitió hacer unas fotos interesantísimas que colgaría aquí si la conexión a internet me lo permitiese.

El cambio de mar es algo digno de ver. Pasamos del Tirreno al Jónico y uno no espera ver una línea en el agua haciendo de frontera y sin embargo ahí está. Igual que distintas masas que se de aire que chocan crean un frente, dos masas de aguas distintas crean el mismo fenómeno pero marítimo y en un mar en completa calma se puede ver una franja de unos veinte o treinta metros dónde parece que el mar está hirviendo. Esto también pasa en el estrecho de Gibraltar pero cómo casi siempre hace viento es más difícil de ver. Curiosísimo.

En mi guardia nocturna tuvimos la luna casi todo el tiempo de frente, lo que da la sensación de que nuestra ruta está marcada en plata en el agua.

Y así fue como, muy a mi pesar, nos despedimos de Italia. Quitamos la bandera de cortesía y la guardamos hasta el año que viene. Mañana en mi siguiente guardia ya estaremos en aguas griegas. Argostoli es nuestro próximo puerto antes de cruzar Corinto.

Ciao Italia, Kalimera Grecia.

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