lunes, 17 de octubre de 2022

La foto de la carrera

 

No paro de ver la foto, porque me encanta.

La describo. Es una carrera de atletismo. Padres y niños al fondo, detrás de las vallas, aplaudiendo y girando la cabeza para ver cuándo llegará su hijo, su hermano o lo que toque. Sólo un chico mira a los corredores que tiene delante.

En el centro dos niños. Unos cinco años de edad. Corriendo casi a la par. Uno moreno. Pantalones cortos con súper héroes de la Marvel y tenis que parecen de Rayo McQueen. Con razón lleva algo de ventaja. Por el gesto de la boca parece que está expulsando aire, pero aun así, se le atisba cierta sonrisa en los ojos, en la mirada que ve la meta próxima.

El segundo niño es Gebrselassie. No por su zancada. Ni por su estilo a la hora de correr. Desde luego no por su color de piel. Es por la sonrisa que no le cabe en la cara. Es mi hijo pequeño.

Ignoro quien de los dos acabó en mejor posición final, pero sé que ninguno de los dos ganó la carrera. En el momento de la foto, desde luego, a los dos les importa bien poco.

Y aquí es dónde iba a poner mi reflexión sobre la sonrisa de los niños y el deporte. Sobre ganar y perder. Iba a citar a Paolo Maldini y a Rafa Nadal. Iba a contar algo de mi propia experiencia. Padres e hijos. Deporte y valores. El deporte y la vida.

Pero estoy algo mayor. Que cada uno saque sus propias conclusiones. A todos los que tengáis hijos que practiquen algún deporte, sólo os deseo que algún día tengáis vuestra propia foto.

Os juro que es preciosa.

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