viernes, 21 de octubre de 2022

Libros Y Pringles

 

Esta vez embarqué con tantas prisas que no me traje ningún libro normal. Sólo mi nuevo libro electrónico con botones y sin pantalla táctil, flamante regalo de cumpleaños.

Unpopular opinion (Para que veáis que estoy en la onda): Las pantallas táctiles son un atraso y una cochinada. La historia me dará la razón. En el móvil tienen un pase, aunque si alguien revitalizara las Blackberrys tendría en mí un cliente fijo, pero en un libro electrónico es que además es incomodísimo.

En un libro normal si estoy, por ejemplo, comiendo Pringles Fantasía y con mi dedo naranja toco la página 48, pues ahí quedará mi huella dactilar. Dicha huella le dará un toque personal al libro y al pasar la página si te he visto no me acuerdo. Además el libro es de papel y el dedo estará un poco más limpio antes de tocar la 49.

Con un libro electrónico con pantalla táctil la huella naranja quedará ahí hasta la última página, además la pantalla de cristal no limpia como el papel, con el riesgo de manchar aún más cada vez que la vuelvas a tocar. Si el libro tiene botones, estos puede ser que queden un poco guarretes, pero al menos no manchas la pantalla que es lo que importa a la hora de leer.

Y me diréis: Pues también puedes parar de comer patatillas y limpiarte el dedo ¿No? A lo que yo respondería que, primero, si con una mano sujeto el libro y con otra las Pringles ya me contarás como voy a agarrar también una servilleta y, segundo, que el dueño de estos aperitivos con forma de paraboloide hiperbólico no se gastó una millonada en ese slogan pegadizo (Casi un lema de vida) de “si haces pop, ya no hay stop” para que yo me lo salte a las primeras de cambio por un dedo índice manchado. Vamos a ser serios.

Total, que toda esta hipérbole paraboloide para contar que en mi primera semana a bordo, a mi compañero de camarote se le cayó un enchufe gordo encima del libro electrónico y al libro ya no le importa si la pantalla está sucia o limpia, porque está muerto.

Tan pronto como tuve algo de tiempo libre me fui al Fnac en Mónaco. Grata sorpresa cuando vi que tenían un par de libros en español. Pero como el malo de Indiana Jones en la Última Cruzada, elegí mal. Se podría decir que para este libro me falta capacidad intelectual, contexto histórico… vamos, que no me da la olla.

Así que, para leer un libro que me hace sentir tonto y no le pillo los chistes, pues casi mejor escribo.

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