martes, 3 de julio de 2012

Arrivaderci Hellas


Dos meses y medio en Grecia es mucho tiempo. Lo mires como lo mires. Puede que no fuese tanto si estuviésemos en una de sus hermosas islas, pero no es el caso. Por fin tenemos fecha de partida, y todo el mundo lo agradece.

El lunes que viene partimos hacia la bella Italia. Eso serían ya buenas noticias de por sí, pero lo mejor de todo es que nos dirigimos a Génova, el Vigo del Mediterráneo, dónde los helados crecen de los árboles y los kebabs super picantes medran en esquinas oscuras, como los hongos.

Los últimos días en Grecia fueron bastante aburridos. La Eurocopa centró casi todo nuestro tiempo de ocio. Al final tuvo final feliz para mí y para el segundo oficial, que se llevó 120 euros del resto de tripulantes. Dinero invertido rápidamente en un par de sesiones en el dentista.

El único momento de emociones fuertes fue precisamente hoy. Necesitábamos gasolina para las motos de agua y las lanchas auxiliares, así que fui a acompañar a la persona que nos suele conseguir ese tipo de cosas hasta la gasolinera y después a nuestra oficina para que le pagasen.

Ir de copiloto en un minicamión de más de 40 años con mil cien litros de gasolina en garrafas mientras Dani “el loco” Peredopoulus conduce a toda leche por las callejuelas del Pireo, es una experiencia que hace que desprecies al Dragon Khan. Y que aprecies más a tu vida.

Todos estamos contando las horas para largarnos de aquí.

Lo mejor es que probablemente no volveremos hasta el año que viene.

¿Nápoles – Limassol (más de mil millas) de una tacada?

Ojalá.

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