Como tampoco es que tenga cosas para contar todos los días, hoy voy a empezar una serie de artículos que iré intercalando de vez en cuando. Así os enteráis de la gente con la que trabajo y convivo a diario. No daré nombres. O sí. Bueno ya veré.
Para seguir un orden jerárquico voy a empezar con nuestro capitán. Le llamaremos M. M es el perfecto caballero inglés. Este gigante de casi dos metros recuerda un poco a Clint Eastwood por la planta y por lo bien que aún se conserva a los 61 tacos.
Viene de buena familia. Ironías de la vida su abuelo paterno tenía barcos y ahora su nieto los gobierna. Dice que tuvo una niñera alemana en su infancia y que de ahí le viene el carácter ordenado. Desde luego es un profesional como la copa de un pino y sus 17 años a bordo de este barco son prueba de ello.
Me cae bien M. Es muy tranquilo y calmado y sólo se pone un poco nervioso al tratar asuntos de papeleo con las autoridades griegas, pero quién no. Bebe té en cantidades industriales y no hay vez que salga a tomar algo y no invite a una ronda a todos los que estemos con él aunque estemos en uno de esos sitios ridículamente caros.
Como buen inglés, no habla otro idioma que no sea el de la patria que lo parió y es sorprendente como después de unos veinte años navegando por estos lares siga diciendo “kalimera” como si yo dijese “galimarra” con la boca llena de bizcocho. A pesar de esto ya sabéis lo que se suele decir:
Captain´s word is law.
No hay comentarios:
Publicar un comentario