Éste es será nuestro último fin de semana navegando con el armador y su familia por el Sarónikos adelante. El plan es más o menos el de siempre: Aegina, Poros y vuelta a Zea Marina el lunes.
Después de casi un mes en Atenas y alrededores estoy en condiciones de decir que no es una ciudad que recomendaría para visitar, aunque tiene sus cosillas. En estos últimos días descubrí un paseo al lado del mar que sería increíble si no estuviera todo abandonado y con vallas oxidadas para que la gente no pase y una tienda outlet de Puma con las camisetas más rotas y estropeadas que he visto en mi vida. Será por la crisis, que aquí aún es peor que en España, pero la ciudad tiene un aspecto general que da lástima.
La semana que viene tendremos un par de días para preparar el barco para la travesía y pondremos rumbo a Mónaco, dónde, el uno de Julio, recogeremos a los clientes que alquilaron el barco por diez días para hacer un minicrucero por la Costa Azul francesa y el norte de Italia. Tendré la oportunidad de volver a sitios realmente me gustaron como Cap Ferrat, Portofino o Génova y de conocer algunos nuevos.
Recuerdo con mucho cariño mi estancia en Saint James Cap Ferrat hace años, cuando estuvimos fondeados diez días después de un chárter. Todos los días nos comíamos una barra de pan entera cada tripulante con embutido ibérico dentro. Creo que engordé un kilo por día.
Después del día once de Julio no tenemos ningún plan, pero espero que podamos quedarnos en Génova el mayor tiempo posible, ya que es ahí donde termina el chárter. Me gusta esa ciudad y me encantaría volver a ella. Aparte de una zona vieja espectacular, en un rincón oscuro; en un lugar al que probablemente no sabré llegar de nuevo; hay un pequeño local regentado por dos hindús o pakistanís dónde hacen los mejores y más picantes kebabs del mundo.
Y hablando de comida, (últimamente parece que sólo hablo de eso) de entre los 19 que alquilaron el barco, está la familia Gotchen. Me pregunto que aspecto tendrán.
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