lunes, 20 de febrero de 2023

El turista accidental (II)

 

Como decía, seguí mi camino de vuelta hacia el astillero. Crucé el puente y caminé de nuevo por el camino de tierra al lado del río. Cuando de repente, gritos a mi espalda. A unos 50 metros, otro guardia de seguridad hacía aspavientos para que fuese junto a él. Y allí fuimos otra vez.

Misma historia. Identificación, qué haces aquí, a dónde vas, etc… este estaba algo más alterado que el anterior. Macho, me has visto pasar hace veinte minutos en dirección contraria. Que si voy al astillero, que si pasé por aquí antes… mismas preguntas y mismas respuestas. Con la diferencia de que este se interesó más por mi identificación. En concreto por el sello.

¿Es de la policía (el sello)? Me preguntó, a lo que respondí que sí. Entonces me miró de arriba abajo y cambió la pregunta: ¿Eres policía tú? Ahora sí que sí. ¿Pero tú me has visto bien alma de cántaro? Pero si parezco un guiri dando una vuelta por mi propio barrio imagínate aquí. Con mis gafas de sol, mi mochila de lona del Celta, con mi bolsa de pipas… ¿En serio? Tú no has visto un policía en tu vida, Hulio. Me armo de paciencia y le digo que marino, tripulante de barco, como bien pone en la identificación en dos idiomas. Vuelvo a explicar que sólo quería dar un paseo, ver los patos, pero todos parecen saber decir una sola cosa bien en inglés: “No walking here”.

Le acompaño a otra garita de seguridad, a reunirme con tres compañeros más suyos. Y con un gato. Espero mientras hace una llamada. Repite varias veces mi nombre completo. Le cuesta pronunciar mi segundo apellido. Mientras, sus compañeros se interesan un poco más por mi nacionalidad. Al final, me dicen que espere, que otro compañero viene ahora en coche y me llevará a donde tengo que ir, o eso entiendo, porque como dije antes, la comunicación no es que sea muy fluida.

Al final viene el enésimo guardia de seguridad con un coche. Me subo con él, pero antes de marchar, el guardia que hizo la llamada me dice que espere. Tiene dos cosas que decirme. Traductor del móvil. Primer mensaje: “El agente lo expedirá”. Hmm, bastante críptico la verdad. Ni idea de lo quiere decir, pero le digo que no creo q haya que involucrar al agente del barco, pero que ya veremos. Segundo mensaje: “Vete a bordo” A eso le responde que seguro que sí, que ya se me han quitado las ganas de pasear por ahí y que los patos ya los tengo muy vistos. Descuida.

Y así es como me fui en coche con el más amable de todos los seguratas del puerto, y lo digo con conocimiento de causa, ya que he tenido el dudoso placer de haber conocido a todos en persona. Un fan del Galatasaray y de Juan Mata. Conocedor de Vigo por el Celta y por los buenos de Okay y Emre Mor.

Llegué a la tercera parada de este accidentado viaje. Dónde por primera vez me preocupé un poco.

Continuará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario