viernes, 23 de septiembre de 2011

Fiesta final


Estábamos lijando tranquilamente a proa cuando se me ocurrió decir: “Paul, ¿No deberíamos hacer una última fiesta de despedida? Ya os hablé algo de Paul anteriormente. Cuando se trata de organizar una fiesta, Paul es como El Equipo A y Mac Gyver juntos.

Un par de horas más tarde, la tripulación de un barco cercano estaba invitada. Ellos traerían la barbacoa. Mientras unos cuantos hacíamos la compra, Paul se encargó de la iluminación, la música, la madera y de que la explanada de al lado de nuestro contenedor, dónde aparcamos, resultase casi acogedora.

La fiesta estuvo muy bien. Los americanos del otro barco, del sur profundo de Estados Unidos, prepararon “pollo borracho al estilo Luisiana” y nosotros salchichas y hamburguesas carbonizadas. Uno de ellos trajo una guitarra y después de un par de canciones de los pantanos, un tal Jeff cogió el relevo y nos asombró con “Hotel California” y otras perlas de Rock clásico.

Hubo risas, canciones, comida, bebida y mucha conversación. Y un milagro. En un momento dado miré a mi alrededor. Vi compañeros a los que casi puedo empezar a llamar amigos. Vi a nuestros colegas de la policía intentando convencernos de que las salchichas chipriotas son las mejores del mundo. Vi a Paul con un casco de obrero y un chaleco salvavidas. Vi el fuego de una hoguera que anima a la gente a sentarse alrededor y hablar desde que tenemos esa facultad. Y entonces, Jimmy, un taxista al que nadie había llamado pero al que todos conocían, puso la música de su coche a todo volumen, sacó un láser de esos con los que suelen molestar a CR7, lo enfocó hacia el barco y, no sé cómo, todo se iluminó con destellos verdes en mitad de la noche. Todos gritamos y aplaudimos.

Y de repente Puerto Desolación desapareció. No sé muy bien a dónde nos teletransportamos por unos minutos, pero era un lugar agradable, bueno, distinto. Un lugar que me gustó.

Cuando viajas tanto, uno se olvida de que lo que hace bueno o malo a un lugar, no es más que la gente con la que estás en él.

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