viernes, 16 de septiembre de 2011

Puerto base


El barco está amarrado en el sitio dónde vamos a pasar los meses de invierno. Se apagaron casi todos los equipos del puente, se cambiaron los cabos, las fundas de las lanchas, se quitaron los toldos… Winter mode.

En los próximos meses el trabajo de cubierta que durante el verano suele ser limpiar sobre limpio dará paso a las lijadoras y las brochas. Un barco de 30 años tiene un mantenimiento enorme para que se siga viendo bien.

Pero no todo es trabajar. Se acabaron las prisas y ahora la rutina es distinta. Tenemos más tiempo libre y no trabajamos ningún fin de semana. Ayer fuimos a jugar  a los bolos con la pequeña propina que nos dejó el armador después de la fiesta en Spetses. Nuestro equipo fue el peor de largo, pero en la posterior fiesta nocturna fuimos los cuatro últimos en irse a la cama, con lo que tuvimos nuestra pequeña victoria.

Una de esas noches extrañas. Después de convertir la zona de tripulación (sigo sin encontrar una traducción apropiada para “crew mess”) en una especie de discoteca, acabamos fuera del barco, en el asqueroso muelle comercial donde estamos, tomando chupitos de limoncello con tres miembros de la policía portuaria. Hay que llevarse bien con las autoridades locales.

Mañana estamos invitados a una barbacoa en casa del capitán. Es el último fin de semana que haremos algo todos juntos. Hay gente que ya tiene el billete para irse a casa.

Llega el momento de las despedidas.

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