martes, 14 de junio de 2011

Siempre hay un pez más grande


Un fin de semana bastante ocupado este, y parece que los siguientes serán algo por el estilo. Empieza la temporada fuerte y las jornadas de trabajo largas, así que me parece que lo de un artículo diario se va a ir acabando. De todas formas ya llegamos a las 2000 visitas, que no está mal, así que tampoco quiero dejar a los fieles lectores sin entretenimiento el resto del verano. Pero me dejo de excusas y a lo nuestro.

62 metros de barco dan para mucho. El nuestro por tanto puede considerarse un yate grande. Contando que es de una forma y un estilo clásico, en el que prima el espacio interior y la funcionalidad en vez de que las cosas brillen y estén a la moda, podría decirse que aparte de grande es un buen barco.

Pero ayer entrando en Marina Zea, en Atenas, vimos allí atracado al megayate Radiant, de 110 metros de eslora y sólo dos años de antigüedad. Era irse acercando a él y ver cómo nuestro barco encogía y se hacía  más feo y viejo de repente. Nuestro armador se mordía los puños de envidia aunque acabó diciendo que era demasiado grande para atracar en marinas pequeñas. No le faltaba razón, pero me parece que le pasó como a la zorra con las uvas. También el otro día estuvo buscando a alguno de sus invitados en la lista de billonarios de Forbes como quien busca amigos a través del Facebook, sólo para preguntarse cómo alguien con menos dinero que él se estaba construyendo un barco más grande que el suyo.

La primera vez que estuve en Ibiza habíamos salido de Vigo con el yate de acero más grande construido en España de aquella. Con lo que salimos de Galicia creyéndonos los reyes  del mambo. Qué cara se me quedó al llegar a la maldita isla para comprobar que solamente éramos uno más de cientos.

Y es que, como dijo el maestro Jedi Qui-Gon Jinn: Siempre hay un pez más grande.

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