miércoles, 29 de junio de 2011

Un poco de cotilleo


Así cómo el otro día tocó historia, hoy va a tocar cotilleo. Para que veáis que uno domina todo los palos. Otra vez estoy en Mónaco y otra vez me trae aquí algo que no me interesa en absoluto. La última vez fue la Fórmula uno, esta vez una boda real. Así que vamos a ello.

Boda real, ¡qué fuerte! Y eso que ya pensábamos todos que el Alberto no se nos casaba. Y es que mira que era guapo este chico, se quedó calvo pronto y en los últimos años ha ganado peso pero claro todo esto no importa mucho porque es Príncipe y eso cuenta. Aunque ya se le estaba empezando a pasar el arroz ¿no?

Pero bueno lo de que no se casaba iba más bien por lo que se siempre se ha dicho de que si era un poco de la acera de enfrente, ya sabéis. Y eso que tiene por ahí un par de hijos de alguna aventurilla. Pero lo que dicen por aquí, fuentes de su entorno, es que no es la acera de enfrente, lo que le gusta es ir por medio de la carretera cuesta abajo y sin frenos. Vamos que le va la carne y el pescado y comerlos juntos en grandes banquetes.

Y ahora que parecía que sentaba la cabeza con la chica sudafricana, muy mona ella por cierto, va y se le descubre otro hijo por ahí. Al parecer la prometida agarró tal cabreo que cogió sólo las joyas más casual y un bolso Louis Vuitton y ya estaba casi entrando en el avión rumbo a la tierra del waka waka cuando la encontró la policía enviada allí por Alberto.

 Pero bueno parece que todo se solucionó, al menos de momento, y siguen los preparativos finales que incluyen un escenario flotante en medio de la marina y no sé cuantos millones de banderas por toda la ciudad. Así que parece que pese a todo, el sábado tendremos boda.

Presuntamente.

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