miércoles, 10 de agosto de 2011

Ejercicio práctico de navegación


El barco A, un ferri de 150 metros de color amarillo-sinoteapartastepillo, sale de Niza con destino Cerdeña. El barco B, un yate de 62 metros con una tripulación guay del Paraguay, se dirige al mismo tiempo a Saint Jean-Cap Ferrat.

Ambos navegan a rumbo de colisión (lo que quiere decir que si nadie altera el rumbo se la pegan), con un ángulo entre rumbos de unos 90 grados, el barco B mostrándole su lado de babor al barco A.

Pregunta: ¿Quién de los dos debería maniobrar? Respuesta: El barco A.

En el mar, para resumir, pasa como en la carretera: en un cruce tiene preferencia el que viene por la derecha. Además los barcos tienen una luz verde en estribor y una roja en babor, lo que hace esta regla aun más fácil e intuitiva.

Y por supuesto luego está el sentido común. En el ejercicio anterior, el barco A sólo tenía que alterar unos 5 grados su rumbo a estribor para evitar la colisión y cruzarse babor con babor como recomiendan las buenas prácticas marineras mientras que el barco B tendría que alterarlo unos 30 a babor.

¿Pero qué pasa si el barco A pasa de todo? Pues pasa que el capitán del barco B llama por radio al barco A para saber de qué coño va ese tío. El tío en cuestión dice que él no va a alterar su rumbo así que mejor que reduzcan velocidad. Los barcos se acercan a una distancia ya preocupante y el capitán del barco B le recuerda el reglamento y con voz algo temblorosa pero firme por el enfado y porque se puede armar una gorda dice que ni de coña se va a mover y así que allá él. En todo esto el primer oficial del barco B empieza a notar algo en la garganta que no debería estar ahí y se arrepiente de no haber ido a misa más a menudo, pero conserva una actitud segura frente al timón.

En el último minuto el barco A hace un giro bastante salvaje para evitar la colisión y cuando termina su temeraria maniobra llama imbécil al capitán del barco B por radio y le dice que no se sabe las reglas. Valiente ignorancia.

El capitán del barco B reporta lo ocurrido a la estación costera pero a estos les importa una mierda. Después suspira, mira al primer oficial y le dice: “Ganamos. Pero me siento 10 años más viejo.”

El primer oficial del barco B siente un nuevo respeto por el capitán. Tiene los cojones en su sitio. Él, mientras, espera a que los suyos bajen de latitudes más altas.

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