sábado, 10 de enero de 2015

Paseo por Herpen



A las nueve y media de la mañana salí del bungaló. Tiempo nublado, algo de viento pero una agradable temperatura de unos ocho o diez grados. Y nada de lluvia. Vamos como en verano. Mi destino iba a ser Herpen, el pueblo más cercano que se encuentra a poco más de dos kilómetros de nuestra acogedora casita.

Salí del Bosque Oscuro y seguí la carretera que discurría entre campos de puerros interminables y terrenos cercados con todo tipo de animales: Gallinas, ovejas lanudas, cabras enanas, caballos con gabardina, ciervos y dos llamas que me miraron curiosas con cara de “Ola que ase”. Increíble la variedad de fauna doméstica de este lugar.

A la media hora llegué al pueblo en sí. Herpen es un pueblo bonito con una iglesia gótica bastante impresionante para el turista, aunque por lo visto cada pequeño pueblo de por aquí tiene una parecida. Por supuesto no hay ni un solo edificio y todo son casas individuales muy pintorescas. Y poco más.

En algo más de media hora ya había recorrido casi todo el pueblo. Me extrañaron los negocios que vi abiertos. No me encontré cosas fundamentales como una cafetería o un kiosko y sin embargo tienen una perrera XXL dónde deben caber diez mil perros (y yo sólo conté cuatro) y una tienda que vende única y exclusivamente camas elásticas.

A la vuelta paré en la  recepción de esta especie de camping para coger un mapa y me señalasen dónde podría coger un autobús a Oss. Esta vez sí me aventuré por el camino del bosque. Llegué a la parada sano y salvo pero a la de recepción se le olvidó comentarme que los sábados no pasa el autobús por ahí. Mientras intentaba descifrar la tabla de horarios (si ya me parece difícil la de Vitrasa imaginaros la de Van Vitrasen en neerlandés) empezó a llover.

Evidentemente no había ningún tipo de marquesina. Total como el tiempo es parecido al de Marbella… Así que vencido y mojado me refugié en el bar de enfrente donde me pusieron un café con leche con un chupito de nata montada con gotas de algún tipo de licor. Al menos entré en calor.

Ya en el bungaló me puse en modo chándal para prepararme para una larga tarde de ver fútbol.

Espero que el Celta me la alegre.

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