Lo bueno que
tiene andar en bicicleta es que es como andar en bicicleta: Uno nunca se olvida
de cómo hacerlo. Y eso que hacía tranquilamente diez años que no me subía a
una.
Otra cosa
buena que tiene la bici es que las distancias se acortan bastante. Y eso que yo
camino relativamente rápido y sin embargo pedaleo más lento que Piraña de
Verano azul. Sólo que yo no silbo por miedo a que se agrieten los labios con el
frío.
El sábado
volví a hacer la ruta hasta Oss, y esta vez me llevó menos de la mitad de
tiempo. Por el camino, me fijé en algo muy curioso: Hay casas que tienen
paneles solares. Me quito el sombrero ante el comercial que las vendió. Me
imagino que sería el mismo que les clocó el monorraíl a los de Springfield. Ya
lo veo convenciendo a todo el pueblo al ritmo de la música: “¿Cómo ahorrar
energía en este país tan nublado?” “Paneles solares es lo más adecuado” “Panel
solaaar, panel solaaar, panel solaaaaar…” Merecidísima comisión que se debió
llevar el colega.
En fin. En
Oss estuve de exploración de supermercados. Hay Lidl, el mejor aliado de nuestra
economía en Chipre parece que volverá a serlo en Holanda. Su sección de
panadería es simplemente soberbia. Kaas-Ham croissants a 0,59 céntimos. Lidleliciosos.
El domingo
salí por la mañana a ver el pueblo de Schaijk. Más que nada porque era el único
pueblo cercano que me quedaba por ver. Estaba yo sacándole la foto de rigor a
su típica iglesia gótica cuando empezaron a dar las campanadas de las once.
Juro por las piernas arqueadas de Mazinho que la música de las campanas fue la
misma que la canción de “Sólo hay un Deportivo…” No me lo creía. Luego pensé
que de algún lado tuvo que sacar la música al que se le ocurrió el cántico.
Sólo en con
el uso que le he dado a la bicicleta lo que va de fin de semana ya me parece
amortizada. Y eso que ni siquiera le he podido ajustar el sillín y el manillar
ya que no tengo una llave.
Me hace
falta un finde más para amortizar el precio extra que me cobraron por la cara.
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