sábado, 21 de mayo de 2011

Poros


Después del paréntesis que supuso el último artículo, por cierto record de visitas, vuelvo a lo que siempre ha sido este blog, que para algo se titula el viajero optimista y no el pirómano anti sistema.

Llevamos dos días en el agradable pueblo de Poros, en la isla del mismo nombre, donde la gente es amabilísima en especial con la tripulación de nuestro barco, que llevan viniendo aquí todos los veranos a dejarse un buen dinero desde hace más de diez años. Tenemos descuento en casi todos los bares y en algunas tiendas y da la sensación de que mis compañeros conocen a todo el mundo aquí.

Hoy tuve mi primera tarde libre aquí así que me un largo paseo por la isla. La verdad es que no hay demasiado que ver en Poros. Subiendo por unas estrechísimas calles plagadas de gatos se llega a la torre del reloj desde donde se puede ver La Dama de Poros que son unas colinas a lo lejos que tienen forma de mujer tumbada. También se llega a muchos sitios más ya que dicha torre no está señalizada y las calles forman un laberinto cojonudo en cuyo centro estará El Rey de los Gatos que se habrá comido al minotauro.

Como quería ir a la playa pero no tenía ninguna mochila me compré una en una tienda de suvenires. Elegí una color verdeazulada grisácea con un aspecto cuidadamente envejecido. Para ser nueva, parecía que la había arrastrado por media Asia. Luego me di cuenta de que en cierto modo hacía juego con mi cartera.

También me hacía falta una toalla y eso fue una decisión más difícil. Podía elegir la bandera de Grecia convertida en toalla o una con más colorines que el bañador de Iniesta con un mapa de la isla. No le quedaba ninguna que pusiera en letras gordas “SOY UN TURISTA”.

Al final disfruté de un paseo agradable, de un bañito en una playa regular y de un Gyros que es el equivalente griego del kebab.

No fue una mala tarde.

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