sábado, 21 de mayo de 2011

¿Spanish revolution?


Con esto del avance de las comunicaciones que comenté el otro día es fácil estar al tanto de lo ocurre en casa. A pesar de que nuestra televisión por satélite no funciona correctamente leo diariamente las noticias españolas por internet. Pero  no estoy ahí con que todo lo que se de lo que está pasando últimamente es de lo que leo y me cuentan.

No me gusta demasiado cambiar la temática de este blog pero, desde la distancia,  me parece importante lo que está pasando. Así que hoy en vez de historieta mediterránea toca reflexión personal de la situación política nacional actual. Que peñazo.

Yo no creo en la democracia. Me parece tan absurdo que todo el mundo tenga derecho a votar como que una sola persona, un dictador, dirija el destino de todo un país. Pero una cosa es que no crea en algo y otra es que no lo acepte. Tampoco creo en la iglesia católica y sin embargo me escandalizo cuando me hacen trabajar un domingo. Ambas cosas forman parte de la sociedad en la que vivo y si no me gustan la única manera de cambiarlas es haciendo una revolución. Cosa que ni he hecho ni pienso hacer porque en el fondo vivo muy cómodamente. Yo hice las maletas cuando la cosa pintaba mal.

Lo que está pasando ahora con lo de las protestas y las acampadas no me parece una revolución, pero sí creo que le están mandando un mensaje muy potente a la clase política: No lo estáis haciendo bien. Los que estaban antes que vosotros no lo hicieron bien y los que gobernarán probablemente no la harán bien. Hasta en una sociedad de bienestar y llena de privilegios la gente tiene un límite y este se pasa cuando más de cien candidatos a las elecciones, gente que nos va a representar, está implicada en casos de corrupción. Cuando más de 300 mil familias pierden su vivienda por no pagar a un banco que puede recibir ayudas estatales, dinero de todos incluidas esas familias, mientras hay más de un millón viviendas vacías que los especuladores no fueron capaces de vender. Cuando los que te aumentan los años que tienes que cotizar a cantidades ridículas reciben una pensión vitalicia sólo por desempeñar dos años su trabajo. 

Y ya cuando la gente se mosquea y decide concentrarse en la calle a protestar aun por encima les dan palos, después de que hace solo unos meses miles de niños en edad escolar faltaron a clase saltándose una ley básica sin que a nadie le importase una mierda porque total a Finlandia no le vamos a ganar nunca en la olimpiada matemática, pues uno ya sólo piensa: qué raro.

Qué raro que en vez de acampadas pacíficas de unos pocos miles no hayan ido cuatro millones de parados a plantarle fuego al congreso con los doscientos fulanos que trabajan allí dentro. Eso sí, no sin previa votación. Cuatro millones a favor de la hoguera, doscientos en contra, mayoría absoluta.

Democratiquísimo.

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