viernes, 27 de mayo de 2011

Viajando sí, pero...


Tuve una época en mi vida en la que gracias al deporte puede viajar mucho por España e incluso algo por el extranjero.  De todas las ciudades por las que pasé sólo puedo decir una cosa: Todos los pabellones deportivos se parecen mucho entre sí.

Ahora gracias a mi trabajo vuelvo a tener esa oportunidad de visitar otros lugares, pero muchas veces nos pasa que no podemos disfrutarlos tanto como querríamos. Aún así tampoco me puedo quejar mucho, ya que he visto y he estado en sitios en los que jamás hubiese estado de otra manera.

Desde que empecé a navegar he estado en Londres, pero sólo en su aeropuerto; en Rodas pero sólo una tarde y no sé si puedo decir que he estado en Capri, porque sólo llegué a poner un pié en la isla ya que con el otro estaba aguantando la lancha para que embarcasen los invitados. Esto por poner sólo un par de ejemplos.

Ahora mismo estamos en Atenas de la que de momento sólo he visto su puerto y su aeropuerto y contando que nos vamos mañana a nuestro querido Poros y hoy no para de llover creo que la Acrópolis quedará para otra ocasión.

Eso si el tiempo lo permite claro. Porque igual que nosotros tenemos nuestras leyes de Murphy a bordo, el armador tendrá las suyas. Como por ejemplo: Todos los fines de semana que quiero salir con mi megayate  va y se pone a llover o siempre que gano tres millones de dólares en una semana piso caca en la calle. Me pregunto qué pasará  cuando ambas leyes, las suyas y las nuestras, se enfrenten. Supongo que será algo parecido a dejar caer un gato al suelo con una tostada untada en mantequilla atada a su espalda.

Inquietante.

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