jueves, 17 de noviembre de 2016

Cruzando el Atlántico. Día 3



Me desperté con la noticia del resultado del Inglaterra-España. Contando que de los cinco que somos en el departamento de cubierta ahora mismo, cuatro tienen pasaporte británico, me pareció inteligente saber de antemano si debería presumir o estarme calladito. Por cierto, curioso que de mi “Team Great Britain” ninguno tenga en Reino Unido su residencia habitual fuera del barco.

Apunte sobre Aspas, que quiero dejar por escrito para que cuando mis hijos escuchen las leyendas sobre este tío dentro de veinte años sepan diferenciar la historia del mito. Aspas es muy bueno. Tan bueno, que si no fuera porque es de Moaña y celtista no estaría jugando aquí. Además lleva mes y pico en una forma excelente. Ayer lo demostró con la selección. Pero Aspas no es Messi. Aspas no nos salvó de bajar a Segunda B. No subió al Celta a primera y luego lo mantuvo él solito. Pero no pasa nada. Seguramente cuando Jesucristo caminó sobre las aguas en realidad le llegaba por las rodillas. Eso no le quita mérito al asunto. Una opinión.

En fin, la guardia de la mañana no tuvo nada relevante. Cuando el Capitán llegó al puente dijo que otra vez cambiaríamos la hora durante su guardia, lo cual es un detalle. Es me nos dejará al resto más tiempo libre para descansar o lo que queramos.
El libro que empecé tiene buena pinta y al final aseguré el cuarto puesto con el Choco en la última jornada. Por cierto se me olvidó contar algo importantísimo de ayer: Me puse pantalones cortos. Navegar, visitar sitios nuevos, conocer gente de todo el mundo… Todo eso está muy bien. Poder llevar pantalones cortos en Noviembre, ese es el sueño hecho realidad.

La guardia de la tarde fue tranquila. Anocheció pronto debido al cambio de hora. Se veían un montón de estrellas.

Otro día más.

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