¡Por fin
vierneeeees! A no espera que aquí eso no significa una mierda. Bueno en
realidad sí. Si mantenemos esta velocidad llegaremos a nuestro destino
exactamente en una semana. No se consuela el que no quiere.
En otros barcos
los viernes es el día de desayuno inglés. En los barcos gallegos el domingo se
come cocido ya estés en el medio del Atlántico o en Malasia. Aquí el viernes es
el día que sigue al jueves y precede al sábado.
Mañana
tranquila jugando al hundir la flota en el puente. Día nublado pero menos
viento y mar de fondo. De alguna manera parece que vamos esquivando la lluvia.
O quizás ella nos esquive a nosotros.
En una de
esas horas muertas, y pensando en lo de E.T. me di cuenta de que nunca he
escrito sobre eso. Mi mayor clásico junto a “El extraño caso de la mierda en el
salón” se merece algo mejor. Prometo un “Por qué odio a E.T.” en los próximos
días. Quizás cuando lleguemos.
Últimamente
estoy jugando menos al ordenador. El Izarra nos eliminó del play off de ascenso
pero los chicos lo dieron todo. Nada que reprochar. Al fin y al cabo ya era un
milagro estar ahí. Estoy llegando a la mitad del libro. Cada vez me está
gustando más. Además me está despertando las ganas de volver a jugar al
Minecraft. He hecho algo de ejercicio, no mucho sinceramente, tres de cinco
días.
Dos
compañeros se han puesto a dieta. ¿Sabéis esos cruasanes que son 95 por ciento
mantequilla y un 5 por ciento harina que se le quedó entre los dedos al
panadero? Ellos lo suelen untar en más mantequilla hasta que la concentración
es del 120. Les doy tres días.
Los plátanos
que compramos en Gibraltar siguen estando más verdes que Hulk sólo que bastante
más duros. Hemos hecho un experimento para ver cómo maduran antes. Si es que
maduran. Hemos puesto unos pocos en la sala de máquinas dónde la temperatura es
mayor. Otros al sol en cubierta. Otros en una bolsa de plástico con una
manzana.
Hagan sus
apuestas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario