lunes, 14 de noviembre de 2016

Petit Démon



Es francesa, mide 1,50, pesa 40 kilos y tiene los cojones más grandes que el Toro de Osborne. Dice que su nacimiento fue un despiste de sus padres, pero que se lo tomaron tan bien que el pusieron un nombre que significa Bienvenida en un idioma de ciertas islas. Acaba de cumplir 35. Trabaja conmigo.

El otro día, escribiendo un poco sobre mi mujer, dije que es de las mujeres más fuertes que conozco. Es cierto y creo que tiene mucho mérito teniendo en cuenta el tipo de mujeres que estoy más habituado a tratar. Supongo que porque durante mucho tiempo me dediqué a practicar un deporte de contacto o porque ahora trabajo en algo que ha sido tradicionalmente un oficio masculino, pero el caso es que conozco bastantes más guerreras que princesas. Una vez leí que cuando los hombres nos hacemos pupa llamamos a nuestra mamá. Las mujeres no hacen eso porque ellas son su mamá. No podría estar más de acuerdo.

Se crió en Polinesia y allí desarrolló su interés por el mar. Le gusta el kite surf y sólo necesita una ligera brisa para volar. Cocina de todo menos conejo, al menos no cuando está a bordo de un barco, ya que dice que trae mala suerte. Todos los días se fuma su peso en tabaco.

Ha cruzado el Atlántico en un velero de ocho metros. Sabe más del Caribe que Google. Habla tres idiomas con fortísimo acento francés. La historia de su primer novio Alberto González, español y gitano, o la de su amiga que fue a Jamaica con una plancha para hacer creps y volvió con un bebé, me han hecho llorar de risa.

Cuando se enfada, saca el demonio que lleva dentro. Por suerte no siempre tiene sus cuchillos a mano. Su nombre también coincide con una marca de vinagre.

Le va que ni pintado.

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